Article de Proyecto 451 (newsletter).
Un nuevo proyecto de investigación de la plataforma CREATe se propone analizar el impacto del préstamo digital de ebooks y audiolibros en la evolución del mercado digital en Europa. El préstamo digital es una parte cada vez más importante de lo que hacen las bibliotecas. El paso de las bibliotecas como instituciones principalmente analógicas a un modelo mixto con una dimensión digital significativa presenta numerosos desafíos y oportunidades para las partes interesadas. En este contexto, este estudio sobre la evolución del préstamo digital hará una contribución importante al conocimiento en el campo y evaluará la necesidad de intervenciones políticas desde la perspectiva de la ley de competencia y propiedad intelectual. El proyecto se lleva a cabo en cooperación con la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) y KnowledgeRights 21, un programa comprometido con “facilitar el acceso justo a los libros electrónicos para los usuarios de bibliotecas públicas, nacionales, educativas y de investigación”. El informe estará listo en un año.
Y en relación a los préstamos digitales en bibliotecas, recientemente los autores Neil Gaiman, Naomi Klein, Cory Doctorow (y cerca de 1.000 autores más) se manifestaron a favor del derecho de las bibliotecas a poseer y conservar libros electrónicos. Básicamente, están exigiendo que los editores y las asociaciones comerciales antepongan los derechos digitales de los bibliotecarios, lectores y autores a las ganancias de los accionistas. Un sitio web llamado Fight for the Future creó una plantilla de correo electrónico, blog y redes sociales y una lista para que los autores la firmen. Se oponen a la Association of American Publishers y a la Publishers Association por “socavar los derechos tradicionales de las bibliotecas a poseer y preservar libros, intimidando a las bibliotecas con demandas y campañas de difamación” (Good eReader, 2 minutos).
Como hemos visto en ediciones anteriores de esta newsletter, este tema genera una fuerte discusión en diferentes países, que han ido avanzando y retrocediendo más de una vez en el cambio de las políticas, en una puja entre los intereses de las bibliotecas y los de las editoriales comerciales.