Article de Proyecto 451 (newsletter).

Hablamos en varias oportunidades sobre la demanda que las editoriales Hachette, HarperCollins, John Wiley y Penguin Random House, hicieron contra Internet Archive (IA) por infracción de derechos de autor, equiparando su “Biblioteca Abierta” a un sitio pirata (recordamos que la biblioteca de IA es una organización sin fines de lucro que escanea libros físicos, que luego se pueden prestar a los usuarios en formato de libro electrónico). Después de sopesar los argumentos de ambas partes, el juez del Tribunal de Distrito de Nueva York, John Koeltl, se puso del lado de los editores. En marzo, el tribunal concedió su moción de juicio sumario, lo que efectivamente significa que la biblioteca es de hecho responsable de la infracción de derechos de autor. El tribunal ordenó a ambas partes que presentaran un “fallo por consentimiento” para determinar cómo se reflejaría el fallo en el programa de préstamos de IA. Luego de varias semanas de negociaciones, la semana pasada se presentó a la corte una propuesta de acuerdo (Reuters, 5 minutos).

Si bien es casi seguro que Internet Archive apele, las dos partes acordaron que IA no puede continuar con sus actividades infractoras mientras tanto. IA también debe hacer un pago monetario si los editores ganan la apelación, y la cantidad se mantendrá confidencial. Sin embargo, y este es un gran sin embargo, el juez ofreció una aclaración de que el fallo se refiere sólo a los libros disponibles para la venta o licencia en formato electrónico. Eso significa que Internet Archive puede seguir prestando libros que no están disponibles para la venta o bajo licencia como libros electrónicos.

El juez Koeltl necesitó muy poco tiempo para aprobar la medida cautelar permanente propuesta, lo que significa que la imposición de la orden judicial, y la eliminación de los libros electrónicos ilegales, comenzará en breve (Publishing Perspectives, 3 minutos). El caso es de vital importancia porque define un precedente sobre cómo se deben tratar los derechos de autor en las obras digitales y cuáles son los permisos que tienen las bibliotecas digitales en todo el mundo para conservar y disponibilizar estos contenidos a los lectores.

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